27 de Enero
*Día Internacional de Conmemoración en
Memoria de las Víctimas del Holocausto* |
“. . .Se oye decir a veces que los deportados, los judíos, los resistentes comienzan a cansar a sus contemporáneos evocando con demasiada frecuencia Auschwitz y Oradour . . . ¿Quien hablaría de ellos si no nosotros? ¿Quien siquiera pensaría en ellos?. En el clima de universal amnistía moral acordada hace tiempo a los asesinos; los deportados, los fusilados, los degollados no nos tienen sino a nosotros para pensar en ellos. Si dejáramos de pensar acabaríamos de exterminarlos, y quedarían aniquilados definitivamente. Los muertos dependen enteramente de nuestra fidelidad. . .” del libro de Vladimir Jankelévitch, Lo Imprescriptible, Muchnik Editores, Barcelona, 19876,
Conmemoración
El 27 de enero fue señalado por las Naciones Unidas como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, porque ese día de 1945 el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz, Polonia.
Allí en ese lugar fueron asesinados los hijos, los esposos, los abuelos, los nietos, los amigos, los vecinos, los conocidos, millones de personas como usted y como yo.
Allí fueron asesinados por los menos 960.000 judíos, 74.000 polacos, 21.000 gitanos, 15.000 prisioneros de guerra soviéticos y entre 10.000 y 15.000 individuos de varias nacionalidades. Una fábrica de matar con una muy eficiente línea de producción para elliminar, asesinando absurda y perversamente a más de un millón de personas, entre ellas, niños, desde bebés hasta casi adolescentes. Nada que pese al paso de los años y las millones de palabras y libros escritos y dichos, películas y documentales filmadas, millones de documentos, nada puede permitir comprender y naturalizar el designio malvado de individuos que con la complicidad de millones de personas se sintieron con el derecho de eliminar a otras a causa del odio, la discriminación y de los prejuicios. Sin ningún freno de carácter moral, ético o religioso.
Y amarga y dolorosamente, tantas palabras dichas, escritas o filmadas de alguna manera nos han acostumbrado a aceptar el pasado, ese terrible y espantoso destino como naturalizado e ineludible. Por eso queremos recordar, es necesario seguir recordando, seguir conservando el sentimiento de asombro y horror ante lo incomprensible. No debemos ceder, ni a la indiferencia ni al desaliento, debemos conservar el enojo, el dolor, la furia y el horror. Debemos hacerlo, mientras lo hagamos los obligaremos a poner un freno a sus instintos asesinos, a temer el castigo,
No debemos permitirlo, ya han comenzado por negarlo, luego conseguirán justificarlo y finalmente podrán empezar nuevamente. No lo olvidemos porque los perversos allí están, al acecho y porque no pierden oportunidad en cebarse en otras víctimas indefensas, no necesariamente judíos. Y porque detrás de los argumentos ideológicos, pollíticos o religosos lo que existe es la pura y letal maldad que no puede ser menoscpreciada y mucho menos aún, ignorada.
Esta es una historia sobre las diferentes formas de Resistencia que ejercieron los judíos frente la destrucción moral e intelectual que perpetraron los nazis sobre los judíos europeos antes de dedicarse a su liquidación física. La perversa deshumanización a la que sometieron a sus víctimas, la humillación que destruía los valores más básicos de la condición humana no lograron su objetivo en numerosas personas que de algún modo, resistieron, no solamente con las armas, en este caso con los elementos más sublimes que el hombre pudo crear, el conocimiento, el arte, la música y sobre todo con la solidaridad.
Esta es la historia de lo que ocurrió en Terezin, en la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial un campo de concentración nazi, se estableció enTerezin, una ciudad en la antigua Checoslovaquia, establecido dentro de las murallas de la fortaleza de Theresienstadt, creado por el emperador José II de Austria en el siglo XVIII y nombrado asi en honor de su madre, la emperatriz María Teresa. Terezín era un centro de detención para los Judios de toda Checoslovaquia, Polonia, Austria, Holanda, Dinamarca y Hungría, y el campamento creció rápidamente. Se convirtió en una comunidad rica en artistas e intelectuales. A diferencia de otros campos, los detenidos de Terezín eran académicos, filósofos, científicos, artistas visuales y músicos de todo tipo, incluyendo instrumentistas, cantantes y compositores, algunos de los cuales habían alcanzado renombre internacional.
La mayoría de los prisioneros, profesores y artistas perecieron antes de la liberación.
El engaño nazi de Theresienstadt cumplió con una importante función de propagandapara los alemanes. De acuerdo a ella Theresienstadt fue descrito cínicamente como una “ciudad balnearia” donde los ancianos judíos alemanes podían “jubilarse” con seguridad. Las deportaciones a Theresienstadt fueron, sin embargo, parte de la estrategia nazi de engaño. El gueto era en realidad un centro de acopio para las deportaciones a guetos y centros de exterminio en el este de Europa ocupada por los nazis.
Después de la deportación de los judíos daneses a Theresienstadt, los alemanes cedieron a la presión internacional y permitieron la visita de la Cruz Roja Internacionalen junio de 1944. Todo era una broma elaborada. Los alemanes intensificaron las deportaciones desde el gueto que fue "embellecido" poco antes de la visita, fueron plantados jardines, pintadas las casas y los cuarteles renovados. Los nazis organizaron eventos sociales y culturales para los dignatarios visitantes. Una vez que terminó la visita, los alemanes reanudaron las deportaciones desde Theresienstadt, que no terminaron hasta octubre de 1944.
A partir de 1942, las autoridades de las SS deportaron a los judíos de Theresienstadt a otros guetos, campos de concentración y campos de exterminio en el Este europeo ocupado por los nazis. Las Autoridades alemanas asesinaron a los judíos a su llegada a los guetos de Riga, Varsovia, Lodz,Minsk y Bialystok, o los deportaron a otros campos de exterminio. Los transportes también dejaban Theresienstadt viajando directamente a los campos de exterminio de Auschwitz,Majdanek y Treblinka. En el propio gueto, decenas de miles de personas murieron, por enfermedades o hambre. En 1942, la tasa de muerte en el gueto era tan alta que los alemanes construyeron - al sur del gueto - un crematorio capaz de manipular casi 200 cuerpos por día. De los aproximadamente 140.000 judíos transferidos a Theresienstadt, cerca de 90.000 fueron deportados hacia el Este, y a una muerte casi segura. Aproximadamente 33,000 personas murieron en Theresienstadt.
A pesar de las terribles condiciones de vida y la constante amenaza de la deportación, Theresienstadt tenía una desarrollada vida cultural. Allí estaban prisioneros destacados artistas judíos, principalmente de Checoslovaquia, Austria y Alemania, hubo creación artística en dibujos o pinturas, algunas de ellas representaciones clandestinas de la dura realidad del gueto. Escritores, profesores, músicos y actores dieron conferencias, conciertos y obras de teatro. El gueto mantenía una biblioteca de 60.000 volúmenes.
Quince mil niños pasaron por Theresienstadt. Aunque tenían prohibido hacerlo, asistieron a la escuela. Pintaron cuadros, escribieron poesías, y de otras maneras trataron de mantener un vestigio de normalidad. Aproximadamente el 90 por ciento de estos niños murieron en los campos de exterminio
PRAGA
En un campo de concentración diseñado por los nazis para erradicar la vida cultural judía, entre 120.000 de sus reclusos que en última instancia serían asesinados, un joven músico en ascenso, llamado Rafael Schachter logró uno de los milagros del Holocausto.
Reuniendo cientos de cantantes enfermos y hambrientos, los dirigió en 16 actuaciones. Ellos habían memorizado una partitura individual obtenida por contrabando, una de las obras más grandes y monumentales de la música religiosa – el Requiem de Giuseppe Verdi “Estos judíos locos cantan su propio Réquiem”, se lo oyó comentar a Adolf Eichmann, el arquitecto principal del genocidio, luego de asistir a una de las actuaciones, única y surrealista en el campo de Terezin, en lo que entonces era la Checoslovaquia ocupada por los alemanes. Pero para Schachter y sus compañeros presos, esta Misa por los muertos se convirtió en un acto de desafío frente a sus verdugos, así como una terapia contra el terror creciente, no era una aceptación, una sumisión humilde a su destino. Schachter diría los cantantes: “todo lo que hacemos aquí es sólo un ensayo para cuando vamos a tocar a Verdi en un gran concierto en Praga cuando estemos en libertad.”—
Setenta años después, en Praga, en la capital de lo que es ahora la República Checa, su promesa, en cierto modo, finalmente fue cumplida. – la misa católica fue ejecutada en memoria de un notable hombre judío y sus compañeros músicos que perecieron, entre ellos, brillantes compositores, artistas e intelectuales de toda Europa. “Rafael no pudo hacerlo, así que esta noche tocaremos el Réquiem en su nombre” dijo Murry Sidlin, un director norteamericano y educador, que explica que la misión de su vida es recordar el legado de Terezin. Habló antes del evento que tuvo lugar en St. Vitus, la magnífica catedral del siglo XIV que se eleva sobre la ciudad, en una colina, en el recinto del castillo de Praga. Bajo sus bóvedas góticas, alternando entre las tumbas de los Reyes Bohemios y los emperadores romanos santos, los asientos y bancos estaban ocupados por ciudadanos de Praga, jóvenes y viejos, clérigos católicos y miembros de una comunidad judía checa que contaba antes de la Segunda Guerra Mundial con más de 350.000 integrantes, ahora reducida poco menos que a 10.000 personas.
También estaban allí varios familiares de los muertos. Estaban presentes sobrevivientes de Terezin como Felix Kolmer, quien vio por última vez a Schachter en Auschwitz cuando los dos fueron separados a su llegada en dos filas, por el Doctor Josef Mengele, el “ángel de la muerte”, un oficial de las SS y médico que llevó a cabo terribles experimentos médicos en los reclusos
Schachter fue designado para la fila de los condenados a una muerte inmediata y murió en 1945, a la edad de 39 años, un mes antes de la liberación de su país. Kolmer de 91 años de edad, que todavía enseña física y trabaja en nombre de los sobrevivientes del campo, escapó de la muerte en Terezin y otros dos campos. Pero no sucedió lo mismo con los otros 50 miembros de su extensa familia. “Lo que Rafi – que era su apodo –, hizo por nosotros,” dijo Kolmer. “Lo que nos dio, fue la capacidad de poder resistir mejor a nuestro propio destino, gracias a la vida cultural de la cual proveníamos, no sólo en Terezin sino más tarde en Auschwitz para que no fuéramos a las cámaras de gas como ovejas al matadero”. Kolmer y Schachter estuvieron entre los primeros judíos de unos140.000 enviados a Terezin – Theresienstadt en alemán. Los prisioneros incluían algunos de los mejores talentos y mentes del judaísmo europeo, desarraigados no sólo de Checoslovaquia, también de Alemania, Holanda, Austria, Hungría y de otros lugares.
Los nazis inicialmente lo mantuvieron en secreto, pero poco a poco empezaron a tolerar un florecimiento increíble de la vida intelectual y artística. Habían entrado de contrabando suficientes instrumentos para formar la orquesta de Terezin y un grupo de jazz llamado el Ghetto Swingers. Se organizaron cabarets, una ópera y operetas completas, con folletos impresos. Más de 2.400 reclusos dieron conferencias sobre temas que iban desde la física al cine. Sin embargo las condiciones eran atroces. Los supervivientes del coro de Schachter se recuerdan emergiendo de un sótano oscuro, sin aire, donde ensayaban después de horas de extenuante trabajo forzado, pasando por sobre los cuerpos esqueléticos de los reclusos que entretanto habían sucumbido a la hambruna y la enfermedad. En su propio coro de unas 150 personas, tuvieron que ser reemplazados dos veces los miembros que fueron deportados a las cámaras de gas de Auschwitz.
Schachter, un brillante conductor y pianista, normalmente apacible, fue descrito como “como un loco con una misión,” determinado a ejecutar el Réquiem a pesar de las dificultades y aún de la fuerte oposición de algunos rabinos y ancianos que se preguntaban por qué los judíos debían ejecutar una misa cristiana y preocupados porque sus captores podrían verlo como una disculpa por su judeidad y reaccionar con brutalidad...
“Sidlin dice que está claro que la determinación de Schachter se basaba en su creencia que los miembros de su coro lucharían contra el hambre y la enfermedad, a menudo sin saber el destino de sus hijos y seres queridos, porque su única terapia fue la inmersión total en la música – y la obra de Verdi tenía un mensaje especial. “Nos convertimos en esa música”, dijo una sobreviviente del coro, Marianka May, explicando cómo el miedo al mañana se transformó en horas de pura alegría. Era una de los varios sobrevivientes del coro de Terezin que aparecieron en las grandes pantallas de vídeo instaladas en la catedral para el concierto. “La Ocupación nazi de Europa fue la declaración más profunda de la locura jamás hecha por la humanidad. Y aquí estas personas eran las víctimas propicias en esta locura”, dijo Sidlin. “Lo que encontraron en las artes, las conferencias, las actividades académicas fue el conocimiento que los enriquecía, encontraron algo que era sano, los relacionaba con la cordura, que era hermosa en medio de tanto horror y ellos pudieron relacionarse con esto y no con todo lo demás, tan horrible.”.
Eventualmente los nazis incluso alentaron estas actividades, propiciando el modo en que crearían lo que Sidlin llama una “mentira sádica”. Bajo la presión de Dinamarca después de la deportación de judíos daneses a Terezin, Alemania permitió una visita de la Cruz Roja Internacional. Los ancianos y los enfermos, unos ocho mil, fueron enviados a la muerte en Auschwitz. La delegación de la Cruz Roja pasó seis horas en el campamento, esto incluyó tomar el té con los oficiales alemanes y otorgó a Terezin un certificado de buena salud. La visita también determinó la última actuación del Requiem.
Cuatro meses más tarde, Schachter y la mayoría de los coros fueron deportados a Auschwitz, casi todos fueron asesinados a su llegada. Una generación de jóvenes compositores fueron liquidados al mismo tiempo: Pavel Haas, Gideon Klein, Hans Krasa y Viktor Ullmann, quien compuso tres sonatas para piano en Terezin y la notable ópera el Emperador de la Atlántida. Expertos como Sidlin tienen la certeza que ellos podían haber llegado a convertirse en los sucesores de Dvorak, Smetana, Janacek y otros grandes músicos checos, al combinar la tradición centro europea con el idioma checo y las últimas creaciones de música contemporánea. “
Sidlin se enteró de este tema por pura casualidad, leyendo un libro donde había una breve mención de las 16 funciones que dieron los 150 integrantes del coro de Terezin. “Pensé ‘ esto es imposible ' sabiendo todo lo que es necesario para producir el Réquiem bajo condiciones óptimas. Si hay algo de verdad en esto es que es un milagro’”, recuerda. Sidlin, tiene 73 años, su abuela paterna y su familia fueron asesinadas en un gueto letón. Estableció contacto con expertos del Holocausto, pero no pudo enterarse de mucho más hasta que localizó a los sobrevivientes, y la historia comenzó a ser recuperada. Entonces contó como una madrugada, recostado en su cama comenzó a desmenuzar el texto de esa obra maestra de Verdi: “¿a quién le pediré que interceda por mí, cuando ni siquiera los Justos están a salvo...Dame un lugar entre las ovejas y sepárame de las cabras... Nada permanecerá sin ser vengado. Este día de calamidad y miseria, será un gran y amargo día.”
“Pude ver que casi todas las palabras de la misa podían tener un significado diferente para esos prisioneros. ‘Libérame señor’ para ellos significaba la liberación. “Nada quedará sin vengar era la certeza del castigo para sus verdugos, dijo. Cuando Sidlin se entrevistó con los sobrevivientes estos confirmaron lo acertado de su elección y lar azón porque ellos estaban tan identificados con esta obra. “Schachter le dijo al coro:‘Vamos a cantarles a los nazis lo que no podemos decirles'. Esta fue su manera de defenderse, su forma de resistencia, de desafío” dijo Sidlin.
En 2008, comenzó la Fundación Requiem Desafiante, que incluye el Instituto de Artes y Humanidades de Terezin, Rafael Schachter, atrayendo a participantes de todo el mundo para realizar conciertos y estudiar no al Holocausto como tal, sino la aplicación de las lecciones de Terezin a los Derechos Humanos. Actaulmente Sidlin es profesor de música en la Universidad Católica en Washington D.C., también ha dirigido funciones del Requiem – en la actualidad un concierto dramático con las obras de compositores de ópera y sus coros en Estados Unidos, Hungría, Israel y Terezín. Este año dirigirá esta obra en Berlín. Fue galardonado con la Medalla al Valor por el Centro Simon Wiesenthal, una prominente Organización Judía instalada en Los Angeles.
En la capital Checa, con la luz de la tarde filtrándose a través de los vitrales multicolores, los músicos de la Orquesta Sinfónica de Praga, 150 cantantes y el director Sidlin, todos vestidos de negro. Alli comenzó lo que es en cualquier momento un disparador emocional, la música de Verdi surgiendo entre las escalofriantes, estruendosas representaciones del Día del Juicio Final y tiernas súplicas por la salvación, entre ilimitadas alegrías y angustias. Los actores parados entre la orquesta irrumpen por momentos para decir las palabras de Schachter y los otros, recordando cómo llevaron su batalla con la moral alta, negándose a ser deshumanizados por sus captores, levantándose de sus propias profundidades a las alturas espirituales de la música de Verdi. Un piano reemplazaba brevemente pasajes de la partitura orquestal, un inquietante recuerdo de Schachter tocando el instrumento para acompañar a sus cantantes.
La audiencia silenciosa, perturbada, algunos con lágrimas en los ojos, miraban las imágenes de una película de propaganda nazi de Terezin. Alli se veía a los niños cantando, comiendo gruesos trozos de pan con mantequilla, jugando, balanceándose en los caballos, mientras la mezzosoprano, la soprano y el coro entonarban, “Oh cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, concédeles eterno descanso.” Todos, incluyendo los niños de 3 años de edad que fueron filmados y aparecían en la película, fueron ejecutados inmediatamente después. No hubo ningún aplauso cuando terminó la actuación, los músicos fueron saliendo en silencio, uno por uno quedando un violinista solitario que interpretó fragmentos de una triste melodía judía. En las pantallas, las familias estaban siendo cargadas en los trenes. Las puertas fueron cerradas y bloqueadas de un golpe, una niña miraba por la ventana y los vagones rodaron hacia los campos de concentración.
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"Adya Classic"
mit einem Medley klassischer Musik,
aus der Sendung "das Sommerfest der Abenteuer",
vom Samstag, den 02.06.2012.

Künstlerinfo: Künstlerhomepage: http://www.Adya-Classic.de ++
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