... El Consul alemán en Los Ángeles, George Gyssling, protestó por las películas que Hollywood produjo sobre la Primera Guerra Mundial, Urwand supone que Gyssling estaba tratando de evitar las imágenes más negativas de la Alemania nazi que se encaminaba hacia la guerra.
En un momento dado envió cartas de advertencia a todo el equipo de filmación de una película que le disgustaba, amenazándole con una futura prohibición en Alemania en cualquier otro film donde trabajaran cualquiera de ellos. Esta carta insolente llegó a la prensa donde produjo un gran revuelo, la cancillería alemana tuvo que asegurar al Departamento de Estado que no se efectuarían más amenazas contra ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, Gyssling no se inmutó y continuó presionando.
¿Por qué los jefes de los estudios se dejaron intimidar?. Como no eran intelectuales no dejaron testimonios escritos sobre que opinaban de toda esta cuestión. ParaDoherty y Urwand, es obvio que los Estudios cuidaban sus negocios en el mercado alemán, pero por otra parte Urwand y Balio, otro historiador, demuestran que Alemania no era tan importante como mercado para ellos, como si lo era Gran Bretaña. Sus utilidades estaban congeladas en los bancos alemanes, algo que Urwand solo cuenta en la mitad del libro... Sin duda, los jefes de los estudios se adecuaron al nazismo porque esperaban que en el futuro las cosas mejoraran, se comportaron como los hombres de negocios que eran.
Fox y Paramount, estaban ansiosos por recuperar su dinero de los bancos. Hicieron noticiarios, informando sobre las actividades del partido nazi y vendiéndolos a los mercados de ultramar. Urwand tiene razón, eran películas de propaganda, aunque se desconocen las reacciones del público. En otro intento por recuperar sus activos laMGM, por sugerencia de un comisionado de comercio estadounidense, prestó dinero a las empresas alemanas a cambio de sus bonos. Algunas de estas compañías fabricaban armas; para Urwand ese estudio "ayudó a financiar la maquinaria bélica alemana." Sin embargo, los ejecutivos de los estudios no podían saber, a mediados de la década del treinta, que se estaba preparando otra guerra.
Dados todos los problemas que los estudios tenían con los alemanes, no parece que hayan sido tan temibles las amenazas de Gyssling a mediados de los treinta. ¿Es posible que fueran otras las presiones y los temores a los que estaban sometidos?
En 1930 se creó un Código para regular la actividad de los estudios, pero éstos lo ignoraron hasta 1934 en que la Legión de la Decencia - una organización católica conservadora – afirmó que Hollywood, con sus producciones subidas de tono, estaba contaminando a la juventud de la nación. La organización amenazó con un boicot por parte de los católicos hacia algunos films que consideraba inmorales, por esa razón se creó la Motion Picture Producers and Distributors of America (Asociación de Productores y Distribuidores del Cine en América) que puso en vigencia el Production Code (Código de Producción) o lo que se conoce como Código Hays que durante los siguientes treinta años, controló todas las películas producidas o exhibidas en los Estados Unidos.
Joseph Breen, nombrado para ese cargo por Hays, dirigía la oficina que otorgaba el sello de aprobación para la filmación y distribución de films. Hays era un republicano de Indiana, prebisteriano, Joseph I. Breen, el censor, era un prominente laico católico y colaborador de revistas católicas. También fue un conocidoantisemita, Doherty cuenta que dos años antes de su nombramiento, Breen le escribió a un amigo que "personas cuya conducta moral no sería tolerada ni en el baño de la casa más apestosa, aqui engordan y tienen buenos empleos. El noventa y cinco por ciento de ellos son judíos que vinieron de Europa Oriental. Son, probablemente, la escoria de la escoria de la tierra...”
La mayor parte de las normas de Breen estaban centradas en el sexo y el lenguaje, pero el código también incluye esta estipulación: "La historia, instituciones, personalidades y ciudadanos de todas las naciones deben ser representadas respetuosamente" La declaración fue formulada de un modo tal que podía ser utilizada para prohibir cualquier mirada crítica a un país extranjero. En 1934, ya había una superposición de escritos de Breen y Gyssling.
Breen impedía que se filmara toda película que fuera crítica con la Alemania nazi. Como J. Hoberman y Jeffrey Shandler lo contaron en su volumen "Entertaining América" (2003), "Una historia de los judíos y los Medios de Comunicación",Breen y sus sostenedores eclesiásticos consideraron fundamental el ascenso de Hitler para poder intervenir en Hollywood. Las políticas nazis y la agitación antisemita habían vuelto nuevamente muy vulnerables a los ejecutivos judíos de los estudios”. En la década del treinta, Al Rosen- ansioso de convertirse en un productor- trataba de recaudar fondos para filmar "The mad dog of Europe” (El perro loco de Europa) la historia de la destrucción de una familia judeo-alemana durante el ascenso de Hitler al poder. El guión fue rechazado en Hollywood, ningún estudio había adherido al proyecto, pero llegó a la oficina de Breen y este se tomó el asunto muy en serio. En una larga nota, escribió que ”debido al gran número de judíos activos en la industria del cine en este país, se demuestra que es cierta la acusación que se hace a los judíos de que como clase, están detrás de una imagen anti-Hitler usando las pantallas de entretenimiento para sus propios fines propagandísticos personales. Debido a esto, por la acción de un puñado de personas, es probable que sea procesada y sufra toda la industria”. Este tipo de razonamiento, era una abierta amenaza que liquidó con eficacia el proyecto y mutiló muchos otros.
En 1936, MGM adquirió el best-seller de Sinclair Lewis "It Can’t Happen Here” ("No puede suceder aquí") una fantasía semi-satírica sobre el totalitarismo norteamericano. Cuando la MGM se preparaba para rodar la película, con actores destacados, entre ellos Lionel Barrymore y James Stewart, Breen escribió una carta a Will Hays, diciendo "No es nada más que una historia que muestra la hitlerization de los Estados Unidos de América. Es un intento de mostrar aquí, a los ciudadanos estadounidenses, a través de la pantalla, lo que está ocurriendo hoy en Alemania”. (Eso sin duda alguna.) Breen también escribió a Louis B. Mayer, presidente de MGM, una carta de siete páginas proponiendo sesenta cortes en el guion, utilizando el Producction Code para demostrar que si no se efectuaban, no obtendrían el sello que la autorizaría y podrían ser objetos de muchas demandas. Aun cuando se hicieran los recortes, le escribió a Mayer, la película estaría sujeta "a las críticas de todos lados" que "podían dar lugar a enormes dificultades para su estudio."
Mayer canceló el proyecto. Breen siguió presionando a los estudios para que no hablaran sobre el nazismo hasta el estallido de la guerra. En 1938, cuando la MGM quiso adaptar "Tres camaradas", una novela explícitamente anti-nazi de Remarque, Breen insistió en que debía ser modificada para evitar que se mostrara algo sobre la violencia o terrorismo nazi".
El mandato es claro, no importa cuán perversa fuera la conducta nazi, el pretexto utilizado era la cláusula que obligaba a respetar a los países extranjeros. “En la práctica, el más cruel e irracional de los nazis estaba protegido por las maniobras de Breen, que sutilmente advirtió a la gente de Hollywood que ellos también estaban en peligro".... Muchas veces Gyssling y Breen trabajaron juntos, en otras ocasiones Breen trabajó solo, y fue definitivamente el más poderoso de los dos. La negación del sello de autorización del Production Code podía limitar gravemente las posibilidades comerciales de una película en el mercado norteamericano.
Se puede descubrir lo poderoso que era Breen en el libro de Urwand sólo por una paciente deducción de la narración. Urwand cuenta sobre las actividades de Breen (sin citar su carta antisemita) pero aumentando la importancia de las actividades de Gyssling sin aportar fuentes ni documentos que sostengan sus afirmaciones. El autor de este artículo, Denby, opina que es difícil imaginar cómo un académico becado puede basar sus furiosas acusaciones en documentos que no muestra, utilizando citas de un modo condicional, fundándose solo en meras conjeturas La historiadora Felicia Herman demostró fehacientemente que Breen fue quien presionó a la Warner para que se hicieran algunos cortes en la película sobre Emile Zola.
El alemán Gyssling permaneció operando en Hollywood hasta junio de 1941, cuandoFranklin Roosevelt rompió relaciones diplomáticas con Alemania, en ese momento abandonó abruptamente la ciudad. Mientras estuvo allí hizo mucho daño pero ni él, ni siquiera Breen, fueron tan importantes en estas cuestiones como los propios miedos de los jefes de los estudios.
Estos inmigrantes judíos, llegados de lejanos lugares de Europa Oriental a Estados Unido con nada, ni siquiera con padres, eran extremadamente pobres y luego se convirtieron en magnates. Recién llegados, trabajaron en lo que pudieron conseguir, con la aparición de los nickelodeon, cines de películas a un níquel la entrada, apostaron su suerte en 1905 a una nueva forma de esparcimiento, un nuevo arte que fue el cine, una moda que muchos consideraron pasajera. Louis B. Mayer, Samuel Goldwyn, Adolph Zukor, Carl Laemmle, Jesse Lasky, y los cuatro hermanos Warner construyeron sus empresas con una velocidad que aun ahora, en la era del capital de riesgo y empresarios versátiles, parece notable Sin embargo fuera del ámbito de sus negocios, eran discretos, de bajo perfil y totalmente convencionales. Actuaban como si todo su poder y su riqueza personal pudieran desaparecer instantáneamente al menor error que pudieran cometer.
Sus temores no eran del todo irracionales, ya que el antisemitismo era muy intenso entre los años veinte y treinta en Estados Unidos. Se lo puede encontrar en las emisiones de radio furiosamente antijudías de demagogos como el Padre Coughlin, en las manifestaciones callejeras de los grupos nazis y pro-alemanes en Nueva York y otras ciudades.
Los judíos fueron culpados en algunos sectores por la crisis económica mundial.Henry Ford, Theodore Dreiser y Charles Lindbergh, junto con una variedad de organizaciones atacaban el control judío de la industria del cine, cuyos líderes fueron diversamente vilipendiados y calumniados como "asiáticos", bufones codiciosos, depredadores sexuales, y bolcheviques.
http://www.milimcultural.com.ar/articulos/antisemitismousa.htm
La respuesta de los jefes de los estudios fue atrincherarse en el americanismo, creando en sus películas un país ideal, "Era una América donde los padres eran fuertes, las familias estables, la gente atractiva, resistente, ingeniosa y decente." En esa América, no había lugar para los actores y personajes judíos, viejos habitantes del gueto, con los cómicos diálogos en idish que habían aparecido en las películas mudas. En el período de comienzos del cine sonoro con su primera película (a partir de 1917), un joven judío en "The Jazz Singer", "El Cantor de Jazz", Al Jolson, le da la espalda al Lower East Side (barrio judío de Nueva York) y se asimila a la sociedad estadounidense.
Los jefes de los estudios se dejaron amedrentar por antisemitas como Gyssling y Breen. Los convencieron que no debían atacar al nazismo o hablar sobre temas judaicos para nos ser vistos más interesados en los problemas de los judíos que en los de Estados Unidos. Se les estaba cuestionando su lealtad al país donde lo habían obtenido todo. El pacifista nazi Joseph P. Kennedy, embajador en Gran Bretaña, les dijo esto a los directores de los estudios en una época tan tardía como 1940, cuando la Wehrmacht ya estaba en toda Europa.
Breen los perseguía atemorizándolos con el antisemitismo local para que permanecieran en silencio, ante lo que el nazismo estaba haciéndoles a los judíos europeos. Fue como si los judíos de Hollywood se hubieran convertido en responsables del antisemitismo. De todos los cineastas en el mundo, fueron los únicos que no podían criticar a los nazis. Su situación era a la vez trágica y absurda. En sus vacilaciones y su timidez, fueron secundados como lo demuestran Doherty y Urwand, por las organizaciones de la Liga Anti-Difamación, de la B'nai B'rith y delComité Judío Americano. Todos estaban de acuerdo en ser lo menos visibles posible para no suscitar más antipatías ni provocar el rechazo de la sociedad.
Estas organizaciones, de alguna manera obraron como Breen oponiéndose a la filmación de películas antinazis, en 1934 hicieron todo lo posible para impedir que la FOX filmara "La Casa de los Rothschild" un relato histórico sobre la familia de los banqueros Rothschild. Cuando fue estrenada fue muy admirada por el público de judíos y no judíos por igual. La reacción antisemita temida en los Estados Unidos nunca se materializó, aunque la Liga Anti-Difamación igual quedó insatisfecha.
Las instituciones judías y los jefes de estudio y producción se reunieron en el año 1934, para determinar la prohibición total de personajes judíos en los films..Curiosamente, Urwand parece pensar que "La Casa de los Rothschild" fue un desastre para los judíos, y cita el hecho de que los nazis utilizaron pasajes de ella para su propia propaganda, demostrando el daño que hicieron los judíos. Pero los nazis usaban cualquier cosa para sus propios fines..
A su manera, Urwand piensa como un ideólogo o un censor. Para él, el guion es el único que provoca una reacción emocional en el espectador. Ignora otros factores de un film como son la dirección, la actuación, la fotografía, la ambientación e innumerables detalles de importancia que tienen un gran peso sobre los sentimientos de la gente, tanto como la historia misma. Incluso Goebbels pareció darse cuenta de que el cine americano exhibía su libertad de maneras diferentes.
Urwand tiene el mérito de haber sacado a la luz la vergonzosa historia deGeorge Gyssling, alguien a quien nunca se debiera haber permitido atravesar las puertas de un estudio de cine estadounidense.Pero por otra parte la acusación de "colaboración" a los estudios hollywoodenses es inexacta e injusta, un caso de sensacionalismo académico. Los estudios no colaboraron con el nazismo, no pudieron oponerse a él.
Otras empresas estadounidenses, como General Motors, DuPont, IBM, y Ford,funcionaron en la Alemania nazi y, en algunos casos, lo hicieron aun durante la guerra. Nada de esto disminuye la cobardía del comportamiento de Hollywood, pero Urwand, cuando escribe sobre lo que sucedió, tal vez no tenga en cuenta que no es mucha la gente que hubiera podido imaginar, a mediados de la década del treinta, lo que llegó a suceder durante el Holocausto. El tiende un manto de sospecha y de oscura complicidad con el nazismo sobre los films realizados en ese período por el cine hollywoodense. Y está demasiado enfurecido para plantear algunas obvias cuestiones prácticas.
Otras empresas estadounidenses, como General Motors, DuPont, IBM, y Ford, funcionaron en la Alemania nazi y, en algunos casos, lo hicieron aun durante la guerra. Nada de esto disminuye la cobardía del comportamiento de Hollywood, pero Urwand, cuando escribe sobre lo que sucedió, tal vez no tenga en cuenta que no es mucha la gente que hubiera podido imaginar, a mediados de la década del treinta, lo que llegó a suceder durante el Holocausto. El tiende un manto de sospecha y de oscura complicidad con el nazismo sobre los films realizados en ese período por el cine hollywoodense. Y está demasiado enfurecido para plantear algunas obvias cuestiones prácticas.
¿Qué hubiera pasado si los estudios hubieran hecho una serie de películas antinazis? ¿Hubiera ido mucha gente a verlas? ¿Podían los estudios haber alertado al mundo sobre la amenaza del nazismo?.