Bernard Lazare
*París Plaza en homenaje a B. Lazare
Si
alguna vez visita Francia y llega hasta Nimes, en ese jardín, a un minuto de
distancia de las ruinas del Templo de Diana y caminando hacia la puerta oriental
podrá ver que hay una placa sobre una roca, donde antes había estado su estatua,
oculta tras ramas y hojas. Las
palabras inscriptas allí no le
molestarían a Lazare: "Una
estatua una vez estuvo aquí", se lee,
"dedicada a un
hombre que, en tiempos peligrosos, defendió los Derechos del Hombre pisoteados
en la persona de Dreyfus". En
el año 2003 París también le rindió homenaje a Bernard Lazare dando su nombre
a una plaza en la ciudad por haber sido
uno de los primeros en salir en defensa del capitán Dryefus.
Hubo
quien dijo que “Lazare dio el primer golpe y había empuñado tan bien el pico que
todos los partidarios de Dreyfus se vieron obligados a pasar a través de la
brecha que el construyó.”
ALICIA
BENMERGUI
Columnista
en
"Música y Vida de
Israel"
Por AM
670
Domingos de
13 a 15
hs.
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El escritor y crítico Bernard Lazare, el primer defensor de Dreyfus, el sionismo y el anarquismo se convirtió en uno de los polemistas más famoso de Francia y un político clarividente.
Los
jóvenes franceses provincianos desde fines del siglo XVIII han “subido” a París para obtener allí fama y fortuna. Lazare Bernard, el hijo de una familia judía del sur de la
ciudad de Nîmes, hizo el mismo trayecto pero por la razón opuesta: rechazar el
nombre y la fortuna de su familia. Poco después de haber llegado a Paris, a la Gare de Lyon en
1886, a los 21 años cambió su nombre y apellido y se sumergió dentro del
anarquismo y socialismo políticos.
Pero Bernard Lazare nunca rechazó la fama. Durante la siguiente
década se convirtió en uno de los más respetados y temidos periodistas y
críticos literarios de París. Sus pulcros trajes y finos anteojos sin patillas
encubrían un carácter fuerte y combativo. Sin embargo su notoriedad no perduró:
pese a que fue el primero de los defensores de Alfred Dreyfus y
el primero de los sionistas franceses – roles que estaban profundamente
relacionados entre si—Lazare está casi olvidado hoy día, sin embargo merece una
segunda mirada, la historia de su vida revela las aspiraciones y las
limitaciones del judaísmo francés en los albores del siglo
XX.
Nimes
es mejor conocida por los turistas por las corridas de toros del Circo Romano.
Para los franceses Nîmes es notable por su gran población
protestante – una anomalía para un país abrumadoramente católico como Belfast en Irlanda - En el siglo XIX era la
capital de una próspera industria textil y el lugar del nacimiento de la
fabricación del famoso, duro y resistente denim, que lleva el mismo nombre
que la ciudad donde tuvo origen. El negocio de los “schmates”,
sin embargo no era solo de los protestantes locales porque también las familias
judías participaban en él. Significativamente esta pequeña pero influyente
comunidad - hogar del clan de los Crémieux, uno de cuyos miembros más notables fue Adolphe Crémieux, quién fue ministro de justicia de la Segunda
y Tercera Repúblicas — tenía orígenes muy remotos, muchas de las
familias judías de Nimes provenían de un muy antiguo pasado, algunas tenían sus
raíces en Avignon, sede del Papado en el siglo XIV mientras que otras eran tan
antiguas como las ruinas grecoromanas que se hallaban dispersas por todo el
campo.
Mientras
que la línea materna Lazare parece haberse extendido a varios siglos atrás en
suelo francés, la familia de su padre provenía de inmigrantes llegados de
Alemania, que habían entrado en el negocio textil, habiendo hecho fortuna con
él. Como mucho jóvenes de familias adineradas el joven Lazare se rebeló contra
la tradiciones burguesas de la tibia fe de sus padres. En el liceo local el
proclamó a todos y a cada uno su odio por la autoridad y el poder, ya fueran
padres, maestros o el Estado republican. “Siempre he tenido
terror de los maestros y de cualquier tipo de gobernantes” escribió ya de
adulto, y ese fue el credo de su vida.
Pero
Lazare no fue un rebelde sin causa. Al principio se incorporó al simbolismo, un
movimiento literario liderado por el poeta Stéphane Mallarmé,
el simbolismo no solo le volvió la espalda a las devociones de la pesada Francia
burguesa, también ignoró el racionalismo. Como los surrealistas, quienes
llegaron poco después, también ellos insistieron sobre la realidad del
inconciente y las fuerzas irracionales en el trabajo, en el mundo y en los
individuos mismos.
Pero
la pureza del arte no podía contener una mente tan activa como la de Lazare. En
la atmósfera de invernadero de fin-de-siècle en París,
sus preocupaciones estéticas lo inclinaron rápidamente hacia el compromiso político: estaba tan dispuesto a
desafiar a los partidos políticos tradicionales como lo había hecho con las
escuelas artísticas tradicionales. Y ciertamente tuvo amplias oportunidades para hacerlo: en las últimas décadas del
Siglo XIX, Paris estaba ensayando su
propia era de Internet, convulsionada por el explosivo crecimiento de la prensa
barata que costaba dos centavos. Era el tiempo de la circulación masiva de
pasquines que hicieron un deporte con la burla y el escarnio de la reputación
de políticos y financistas. Lazare
floreció en el caos del periodismo de París, en 1892, estaba escribiendo para
varios periódicos diferentes como crítico teatral y literario. Dos eventos propulsaron a Lazare hacia la
política y fuera de las artes: el terrorismo
anarquista y el Caso Dreyfus
Affair. Para Lazare, estos fenómenos aparentemente dispares
tenían mucho en común. En la París de Lazare el anarquismo provocó una ola de
ataques terroristas que paralizaron de temor la ciudad. Entre 1892 y 1894, las
explosiones causadas por las bombas tenían el objetivo político de causar una
ola de terror, sus objetivos fueron desde la Asamblea Nacional hasta los cafés
populares, culminando con el asesinato del presidente francés Sadi Carnot . Estos
llamados actos de "propaganda de la Acción ", estaban destinados a causar el
colapso de la Tercera República- para los anarquistas, los derechos garantizados
por el Estado representaban poco más, en
la famosa frase de Anatole France, que el derecho a morir de hambre, viviendo
bajo un puente
Pero
estos hechos no tenían nada en común con lo que Lazare pensaba y creía sobre lo
que era el anarquismo. Estaba tan
horrorizado por los sangrientos actos terroristas como lo estaba sobre
las leyes represivas implementadas para castigarlos. Para Lazare, los
trabajadores no iban a cambiar su suerte ni bajo un régimen socialista o
conservador. Aunque los gobiernos pudieran cambiar, pensaba que continuarían la
explotación y el abandono al que estaban sometidos los pobres y marginados. Creía que solo una sociedad de cooperativas de
trabajadores podía satisfacer las necesidades materiales y emocionales de todos
los ciudadanos.
Sin
embargo en 1894, la carrera de Lazare
súbitamente cambió drásticamente cuando se vio atraído por los acontecimientos
desencadenados por el Caso Dreyfus. Reconocidos escritores y
políticos como Emile Zola, Jean Jaurès, Georges Clemenceau,
y Charles Péguy unieron sus fuerzas a favor de Dreyfus, Lazare se vio
involucrado en cuerpo y alma en esta batalla. Sus convicciones anarquistas ayudan a
explicar su decisión, después de todo,—a pesar de su despiadada crítica hacia
la República, Lazare siempre fue un republicano comprometido. La Revolución de 1789, que creó la primera
República Francesa representaba para Lazare todo lo que era grande y bueno para
la humanidad. La fidelidad hacia los tres valores fundamentales de los ideales
revolucionarios—Libertad, Igualdad y Fraternidad - fue particularmente importante para los
judíos de Nîmes, una minoría que vivía bien establecida en una ciudad que fue,
religiosamente hablando, era una minoría en el país en general. El
arresto de Dreyfus dejó en claro, que la protección de estos valores tan
cacareados requiere la constante vigilancia de todos los ciudadanos franceses,
judíos y anarquistas, así como de los católicos y
conservadores.
En Francia el antisemitismo se había difundido con gran virulencia por el Caso Dreyfus, la ideas políticas
con los que Lazare se había relacionado anteriormente lo habían alejado
totalmente del judaísmo. En 1896, sin embargo, publicó un panfleto
incendiario “Un error judicial: La verdad sobre el caso
Dreyfus. El folleto, en su despiadado estilo mordaz en el análisis de
la cuestión, se anticipó al más célebre Yo Acuso de Zola que
apareció dos años después. Para Lazare el capitán Dreyfus, fue víctima de las mentiras y maquinaciones
de los funcionarios al más alto nivel del ejército y el gobierno. A diferencia
de Zola, Lazare consideraba que origen de problema de Dreyfus era su condición
de judío..
"Es que Dreyfus fue
detenido por que era judío ", bramó, "fue juzgado porque era judío, porque era
judío fue condenado y porque es judío las voces de la justicia y la verdad han
quedado en silencio”
La
publicación del folleto fue recibida con total silencio, hecho que causó una
profunda impresión en Lazare. Algunos amigos y colegas de la izquierda se
unieron a su llamado, mientras que los periódicos antisemitas aprovecharon para
golpearle. Antes de 1898, cuando Dreyfus fue traído de la Isla del Diablo a
Francia para el nuevo juicio, Lázare estaba preparado para ver no sólo al
capitán, sino también a sí mismo como al "símbolo del judío perseguido." El
mismo frenesí antisemita que desató la revelación sionista de Theodor
Herzl -, quien fue el periodista que escribió para un diario
vienés sobre la degradación pública
padecida por Dreyfus - empujó también a
la conversión de Lazare. Este, profundamente impresionado por el libro de
Herzl Judenstaat , había llegado a la misma
conclusión que su correligionario austriaco: los judíos pese a que hubieran
hecho los mayores esfuerzos para
asimilarse siempre serían considerados judíos por el resto del mundo. Los judíos
por más esfuerzos que hicieran para no serlo, para asimilarse, siempre serían
considerados judíos para el resto del mundo. Esta amarga queja lo dejaba muy
lejos de sus orígenes anarquistas
Al
igual que Herzl, también, Lázare abandonó su creencia de que los judíos podían
asimilarse en una república laica, como Francia. Sin embargo, pronto quedó claro
que esta era la única posición que compartieron: Lazare nunca abandonó sus
ideales radicalmente igualitarios, simplemente los incluyó en su particular
concepción del sionismo. Como su biógrafo Nelly Wilson observó, Lazare creía que
así como el judío nunca lograría ser aceptado por más asimilado que fuese a la sociedad francesa nunca debería permitirse a si mismo asimilarse a un
orden social económicamente injusto.
La
visión más conservadora de Herzl se convirtió en una realidad con el paso del
tiempo, quizá en parte porque Lazare no
vivió lo suficiente como para continuar la lucha. Él murió, probablemente de
cáncer, en 1903. Los 200 asistentes que se reunieron en su tumba en Montparnasse
fueron, junto con unos pocos anarquistas, en su mayoría inmigrantes judíos de
Europa oriental. Cinco años más tarde, se erigió una estatua en el centro de l
parque de Nîmes, El Jardín de la
Fontaine, para conmemorar los logros de Lazare. Treinta años más tarde,
desapareció durante el régimen de Vichy.
Fuentes:Bernard Lazare. Robert Zaretzky, 30de junio de 2011 Revista Tablet; www.dreyfus.culture.fr/.../bernard-lazare-the-first-dreyfusar
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