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MAESTROS MARROQUIES
ESTRATEGIA EDUCATIVA E INTEGRACION
1892 - 1920

Publicado en ANUARIO IEHS, 12, 1997. Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro, Tandil, Argentina

PARTE 2 - VIENE DE PARTE 1

II - LA AVENTURA DE LOS MAESTROS MARROQUIES

  1. El impacto en la vida privada  

Los maestros sufrieron también intensas presiones relacionadas con su vida privada que expresaron en la correspondencia que enviaron a la Alianza de París, a través de numerosas quejas relacionadas con su situación en la Argentina.

En primer lugar, estos maestros habían llegado al país con la convicción de que debían cumplir una importante “misión civilizadora” con los hijos de los colonos ubicados en las colonias del interior. Este objetivo de la AIU podría relacionarse con el movimiento más amplio  - difundido en Europa desde mediados del siglo XIX - de intensificación de un ímpetu misionero que llevaron a cabo las potencias europeas, cuyo objetivo fue llevar el conocimiento y el progreso hacia zonas atrasadas, simultánea a la conformación de una red de intercambios económicos que unificaron diversas zonas del mundo .  Es tal vez por ello que el prof. Bitbol señalaba la “alta misión de civilización y de humanidad cuya pesada tarea acepté” .

El tema fue retomado en numerosas oportunidades por estos maestros. Evidentemente se sentían verdaderos "misioneros", pero el tono de sus cartas revelaría que, curiosamente, llegaron  desconociendo cuestiones básicas vinculadas tanto con la situación del país como con los salarios que percibirían, o incluso con dudas sobre el verdadero alcance de su función.

Por eso es posible detectar en ellos ciertos reparos acerca del auténtico objetivo de su tarea.  Mientras el profesor Haym señalaba que "la misión especial que me encargaron, consiste en la creación, la organización y la dirección de las escuelas en todas las colonias" , el maestro Sabah, no disimuló su asombro y malestar cuando los directores de la JCA en Buenos Aires "le hablaron de administración (...) todo esto es nuevo par mí (señalaba) que no sabía que debía salir de la pedagogía al venir a la Argentina" .  Esta situación ambivalente generó las primeras tensiones en estos docentes, quienes no se sintieron capacitados para cumplir con esa doble tarea, "ya que su rama (era) la educación" .                

El impacto que la soledad del campo argentino provocó en estos maestros debió ser grande, agravada por  la demora en el proceso de colonización que también debió resultar desmoralizador. Según el maestro Haym  "los colonos... (están) metidos en sus barracas hace 8 meses, no salen casi nada. (...). Hablan de las injusticias, de los abusos, de las arbitrariedades y deshonestidad en la historia de Mauricio” y repite términos tales como “ desmoralización general”, “desorganización”, “falta de casas”, “barrancas de zinc”, “en 8 meses no se hizo nada”, “clima hostil, lluvias y Pampero" .  Esta descripción contrastaba con su vida anterior, con sus años de estudiante en Francia, o con su vida en regiones muy pobladas y bien comunicadas del  Mediterráneo.

Es tal vez por ello, que una de las mayores dificultades que estos maestros tuvieron que enfrentar fue la de su adaptación a un clima riguroso y cambiante. El clima los afectó especialmente, y es probable que esa fuera la causa por la que dejaron numerosas referencias sobre el tema.  Estos comentarios resaltaban los efectos nocivos de las bajas temperaturas, ya que como señalaba el Prof. Haym, debió soportar en su cuarto temperaturas de hasta 8° bajo cero por las noches . Señalaban también su alarma frente a las dificultades que tenían para adaptarse a un "clima tan caluroso y húmedo a la vez", que les podía provocar molestos síntomas físicos ya que, como señalaba el Prof. Sabah,  "los cambios de temperatura (...) le producen neuralgia facial y le impiden dormir" .     
 
Finalmente, la situación de tener que enfrentarse con un género de vida muy diferente de aquel al que estaban acostumbrados.  Esta dificultad fue reconocida por los mismos directores de la JCA en Buenos Aires, quienes evidenciaron su temor ante la posibilidad de que estos maestros no se adaptaran a su nueva vida y abandonasen la empresa. Así, en una carta enviada a París en 1895 opinaban que "todo es caro aquí, en el campo también, incluso más que en la ciudad.  Si no les damos a los maestros los medios para tener un interior confortable, de procurarles algún bienestar, no se quedarán en las colonias, donde su existencia, es necesario convenir, será penosa desde ciertos puntos de vista y dónde el género de vida difiere completamente de aquél al que están acostumbrados.  O volverán a su país o encontrarán una mejor situación en Argentina" .           

En vez de crearles condiciones favorables que procuraran su arraigo, todavía en 1898,  los mismos directores -con cautela- previenen a la Alianza para que ésta evite enviar al país a los maestros con sus esposas, pues pensaban que si "el género de vida al que están sometidos nuestros profesores en la colonia es realmente malo para ellos, con mayor razón es más triste para jóvenes mujeres que no están habituadas a él, y que se encuentran así aisladas, sin sociabilidad, sin relaciones" .                 
           
La carrera docente había tenido gran importancia para estos jóvenes protegidos por la Alianza. En efecto, esta carrera había ofrecido a quienes vivían en el deprimido contexto de sus países de origen, una segura promoción social y un alto grado de prestigio que abarcaba incluso a su familia.  Pero, una vez en la Argentina, se vieron sometidos a una jornada laboral agotadora, a largos años de servicios recibiendo a cambio un sueldo insuficiente, parte del cual debían remitir a sus familiares.

El tema de los bajos salarios fue la causa de numerosos reclamos y del evidente malestar que manifestaron en protestas enviadas no sólo a la JCA, sino también a la AIU en París. "Se me ha dicho que (en Mauricio) - señalaba el Prof. Benchimol - deberé dirigir las dos escuelas de esta colonia, la de Algarrobo y la de Alicia, situadas a alrededor de 15 km. una de otra, (en relación con mis remuneraciones), mi decepción ha sido grande. Si hubiera sabido que ésta iba a ser mi situación, no hubiese venido acá. En vuestra carta (...), Uds. no me dijeron nada en cuanto a mi situación.  Si no les he pedido explicaciones, es porque me repugna poner condiciones a la Alianza y porque tampoco me dieron tiempo" .  Asimismo, se pueden destacar otros pedidos similares; el maestro Bitbol solicitaba “aumento después de seis años de trabajo como ya me lo han dado dos veces en Túnez y en Tánger durante mi dirección de la escuela de Mogador. Pienso que tengo méritos para ello, pues fundé la gran escuela de Basavilbaso que dirijo hace seis años, y superviso otras escuelas” .

Todavía en 1912, los maestros en su conjunto se quejaban por los bajos salarios que percibían y por la lejanía de sus familiares.  Por ello enviaron al Presidente del Consejo de la JCA en París, una carta firmada por la mayoría de los profesores enviados a la Argentina en donde señalaban que “desde hace dos o tres años, el encarecimiento de la vida en vuestras colonias se volvió cada vez más sensible. Uds., por otra parte, lo reconocen mejorando la suerte del personal contratado en el lugar. Por eso, alguna de las ventajas que antes nos ofrecía la estadía en Argentina han desaparecido casi por completo (…), nuestros colegas contratados en el lugar tienen sobre nosotros la ventaja de vivir entre los suyos y de estar más aclimatados a las exigencias de la vida en el campo”      

Las dificultades económicas, se sumaban al aislamiento, al desarraigo, a la soledad, a las enormes distancias que los separaban de sus seres queridos, y finalmente a la falta de incentivos. Es posible percibir el efecto que produjo esta situación hostil a través de sus frecuentes quejas, en donde insinuaban que no se hacían “ilusiones sobre el género de vida que me está reservado en Mauricio: será una vida solitaria" y, advirtiendo también que "la vida es muy triste y ya hace varios años que estoy" .  Aparentemente no se produjeron modificaciones significativas en relación con este desamparo,  pues todavía en 1910 -a casi 10 años de la llegada del primer maestro- el maestro Bitbol señalaba que "Uds. están sin duda al corriente de los sacrificios, de las privaciones, de la vida aislada que nos resignamos a llevar aquí (…), la vida se vuelve insoportable" .     

Las duras condiciones eran especialmente insoportables para quienes habían conocido otro tipo de vida.  La precaria situación en la cual se encontraban, fue tal vez lo que motivó el deseo y  la necesidad de mantener mayores vínculos e informaciones periódicas con Europa. Por ello es que, en marzo de 1892, el prof. Haym  solicitaba mayores informaciones pues "estoy en la ignorancia completa de todo lo que pasa" y pide los "Anales políticos y literarios",  el "Univers" y los boletines mensuales de la AIU .          
  
Finalmente, frente a esta vida "aburrida y triste", sin publicaciones y "aislados del mundo",  como ellos mismos lo manifestaron, el peso de las tareas se hizo sentir con mayor fuerza. Muchos, quisieron abandonar este destino a pesar de que el retorno no era fácil. Hay que recordar que los ex alumnos de la Alianza habían quedado adscriptos a la Institución, y que sólo en caso de enfermedad podían liberarse de esa obligación. Es tal vez por esta situación, que el  motivo de salud fue el que utilizaron con frecuencia en sus numerosos pedidos para intentar regresar .              

Parece indudable, entonces, que la vida de estos maestros en la Argentina no resultó fácil sino que, por el contrario, estuvo llena de dificultades y de sacrificios. Sin embargo, a pesar de todos estos inconvenientes,  es posible subrayar el empeño con que muchos de ellos trabajaron, ya que "la fe profunda que tengo en el porvenir de la admirable obra del Barón de Hirsch, destinada a ocuparse de millares de israelitas pobres y perseguidos por su religión (…),  que les dará la libertad y la independencia, esta convicción me conducirá lentamente al éxito de todo lo que emprenda para las escuelas de la colonia" .                   

2. Las dificultades en el ámbito escolar

El panorama que encontraron a su llegada debió ser desolador: escuelas inexistentes o "en muy mal estado”  ; otras muy aisladas como la "escuela de Clara (que) está mal ubicada, debió estar situada más cerca de los centros poblados."

Por su parte, la llegada de los primeros maestros al país fue gradual y resultó insuficiente. La escasez de personal docente que brindara la instrucción laica creaba una situación complicada y difícil. Esta escasez fue un tema recurrente y significó una seria dificultad para organizar la enseñanza. Por ello fueron los propios maestros quienes solicitaban con frecuencia a la Alianza el envío de nuevos docentes de habla hispana que pudieran colaborar en la tarea. Ya en 1892 señalaban que era necesario contar con un número mayor y pedían “el envío de profesores de la AIU, originarios de Marruecos, y alumnos avanzados de escuelas de Tánger y Tetuán, con conocimiento de español, (que) prestarían aquí excelentes servicios” .

A su vez, los directores de la JCA en Buenos Aires también  mostraron su preocupación por el futuro de la empresa educativa. Para lograr el éxito de la “obra”, era necesario encontrar personal conciente, difícil -pensaban- de reclutar en el país. Sin duda esta fue la causa por la cual en 1895 recurrieron a la Alianza para obtener la contratación de otros 15 profesores, reconociendo así que esta institución era la más indicada para proporcionarlos.  Por eso, enviaron una carta solicitándoles, urgentemente, el envío de nuevos profesores o adjuntos capacitados para organizar las escuelas.  Estos docentes deberían cubrir las necesidades que implicaba la apertura de al menos 15 centros escolares que se crearían con el objetivo de evitar las largas distancias que debían recorrer los alumnos para concurrir a las escuelas .        
                                
Además, la escasez de recursos materiales era indudable.  La precariedad de los edificios y la ausencia de elementos didácticos se deducen por el énfasis con que reclamaban a los Directores de la JCA en Buenos Aires, bancos, mapas e ilustraciones. "No tengo bancos ni lugar suficiente para una 3° clase ¿qué hago?. Les pido pues, señores directores, dar las instrucciones necesarias para la buena organización de la escuela que Uds. me han confiado" .

Se solicitaba también con frecuencia el envío de libros escolares.  Entre otros, el Prof. Sabah requería en 1898 para la enseñanza: "Historia Argentina de Benigno T. Martinez, Ciencias Naturales de Eduardo Taboada, Diálogos y monólogos en prosa y verso, Curso de Geografía de Ernesto A. Bavio, Idioma Nacional de Isaac Larrain, La Santa Biblia en versión castellana; mapas de hemisferios, de la República Argentina y de la Pcia. de Entre Ríos" .

En síntesis, durante los primeros años de la colonización estos maestros carecían de elementos materiales indispensables para llevar adelante el proceso educativo y cumplir con los requisitos sugeridos por el Consejo Nacional de Educación. Estas situaciones se reflejaron en las reiteradas solicitudes que hicieron a los directores de la JCA quienes eran, en definitiva, los responsables de cubrir las necesidades señaladas.

Una nueva causa de inquietud estuvo relacionada con el alto grado de ausentismo que estos establecimientos tuvieron en los primeros años de la colonización. El motivo principal aducido por los padres para explicar estas ausencias, fue las largas distancias que debían recorrer los alumnos para llegar a sus escuelas, ya que los lotes que se distribuyeron a los colonos "están muy alejados del aula" .  Por eso el maestro Haym sugería, ya en 1892, la construcción de dos nuevas escuelas, tratando de evitar así la posible deserción escolar .      
  
Esta situación se agravaba por la falta de carros y de caballos para transportar a los niños. Era indispensable que se contara con un sistema de diligencias que pudiesen acercar a la escuela a los alumnos más distantes. Sin embargo, nadie estaba dispuesto a hacerse cargo de los gastos que este transporte implicaba, ni la administración ni los padres de los alumnos .  El tema fue - especialmente durante los primeros años -  fuente de disputas y provocó reacciones encontradas entre los padres.  En 1895, profesor Sabah destacaba el comportamiento heterogéneo de los colonos en dos escuelas pertenecientes a la Colonia Clara. Mientras unos estaban decididos a mandar a sus hijos, otros - señalaba el maestro - resolvieron no enviarlos bajo el pretexto de la distancia, estimando que la JCA debería construir otra escuela más cercana.  Esta actitud fue cuestionada por Sabah, quien concluyó que el problema de la distancia y la resistencia de los padres, era sólo una excusa que los colonos utilizaban frente a su necesidad de contar en el campo con la colaboración de los niños. Sabah, relativizó  aquel motivo señalando que los “alumnos, en las grandes ciudades de Europa, recorren mayores distancias todavía, para ir a la escuela" .   
    
Durante los primeros años, también el mal clima colaboró con la azarosa asistencia a las clases. Desde "hace 10 días hay lluvias torrenciales que volvieron imposible las comunicaciones (...) Los alumnos no vienen (...)Hay numerosas ausencias (...)Lo peor es que esas ausencias pueden durar todo el año escolar. En efecto, en el invierno son las lluvias, en el verano la cosecha, en el otoño el laboreo y el sembrado: no hay estación que me permita tener todos los alumnos un poco cerca (...)Se podría remediar levantando escuelas cerca de los grupos habitados..." . La consecuencia más directa de este problema se manifestó en las continuas y prolongadas ausencias de los niños a la escuela, especialmente en las jornadas invernales y los maestros pidieron en forma frecuente y reiterada medios de transporte para los alumnos. Incluso, colonos del grupo Novobug N°2, pertenecientes a la Colonia Basabilvaso, se dirigieron en 1901 a la Dirección General de la JCA en París, señalando en su precario castellano "la falta de caballos (pues), necesitando el colono los caballos para su trabajo agrícola, no puede servirse de ellos para llevar los niños a la escuela”.  Agregaban que “Hemos hecho ya una prueba para llevarlos en carros, pero es también inejecutable, generalmente en la época de trabajo (...) Todo esto causa una ausencia de días y aun semanas. Y nosotros los padres observamos con mucho dolor la mala educación de nuestros desgraciados niños los cuales quedan idiotas sin tener instrucción mas elemental necesitada para un campesino simple"
                                      
En años posteriores, la dificultad creada por la distancia o la falta de transporte escolar, aparentemente, tendió a solucionarse y en la medida en que fue dejando de ser un problema, las quejas de los maestros disminuyeron. Es probable que por ello, en 1913 el maestro Bitbol pudo relatar con naturalidad que "los grupos que nos envían diariamente están compuestos por niños (de los alrededores), los traen a caballo, en pequeños o grandes carros, en sulky, etc., hay también quienes lo hacen caminando 3 o 4 Km" .                
          
           3 . Las relaciones con los colonos

Un tema de singular importancia fue la relación que estos maestros, de origen sefaradí, sostuvieron con los colonos, mayoritariamente ashkenazi. En el ámbito de las colonias coexistieron, al menos durante unos años,  los dos grupos que conforman la comunidad judía y que mantienen desde hace siglos marcadas diferencias en el plano cultural, religioso y linguístico.  Los testimonios hacen suponer que la convivencia entre ellos no fue fácil. De la documentación de los primeros tiempos surge que los administradores - especialmente judíos de origen ingles y alemán - llamaban a los colonos "pordioseros-rusos". Los colonos, por su parte,  llamaban a los  maestros marroquíes occidentalizados "judíos españoles", lo cual era una forma de decir que son "judíos, pero que parecen no judíos", También los llamaban "turcos" e, incluso, surgieron dudas sobre su judaicidad.

 Por otra parte, las funciones administrativas que algunos maestros desempeñaron ahondaron las diferencias entre los colonos y el maestro; aumentaron aún más los conflictos y la tensión entre este pequeño grupo docente y el grupo mayoritario de los colonos . Por ello, la mirada que nos dejó Marcos Alpersohn del prof. Haym es reveladora de la suspicacia con que los colonos veían a estos maestros: “arribó a la colonia un nuevo personaje, un hombre bajo y grueso, de rostro blanco y pequeñas manitas (…). Su nombre era profesor Haim y los colonos lo bendijeron con un sobrenombre: “el jesuita blanco” o “el espía francés”. El era, me parece un francés-hispano-marroquí, un producto de la Alliance Israelite Universelle, la ultraasimilada asociación judeo-francesa.  Formalmente había sido enviado para ocuparse sólo de las escuelas, pero a los problemas de la educación no se dedicó en absoluto. Solamente espiaba a los colonos, los mortificaba y los mordía, como una víbora por la espalda”.  En relación con  la llegada de estos docentes, Alpersohn opinaba con ironía que “para la enseñanza del español, la JCA había conseguido de su amiga, la Alliance Israelite Universelle, un manojo de jóvenes maestros marroquíes salidos de sus fábricas de educadores. Esos maestros enseñaban a los chicos castellano gangueándolo con el acento francés” .   
                                                            
No fue más alentadora la imagen de los colonos que nos dejaron algunos maestros. Los docentes tenían opiniones encontradas y sus testimonios sobre los colonos difieren.  Sin embargo, se puede ubicar en la correspondencia, sobre todo durante los primeros años, referencias relacionadas con su comportamiento, tildándolos en general de impacientes e indisciplinados y en determinados casos de "malos elementos".  La primera alusión de un testimonio que indica esta postura es muy temprana, pues ya en 1892 el maestro Haym escribía que "una centena de colonos de Mauricio (...) retornan, (...) alrededor de 15 familias que reenviamos por diversos motivos, malos elementos de los cuales es mejor desembarazarse" . Todavía en 1896, este tema seguía teniendo vigencia. "Ahora se está tratando de proceder a la depuración de las colonias,...(con) el reenvío de estos malos elementos, que no se pueden plegar a los trabajos de la agricultura (....) esperamos al menos ver la obra entrar en un mejor período" .        
                                                  
Dudaban también del grado de compromiso que estos colonos tenían con el proyecto de la JCA. Los docentes pensaban que frente a la primera dificultad los colonos respondían con resistencias, con terquedad, con ansiedad y que se desalentaban con extremada rapidez: "Esta es la solución que ellos anteponen siempre frente a todos los sacrificios que exige  el interés general por pequeño que éste sea” . El maestro Sabah los definía como impacientes y obstinados, señalando que "el desaliento se apodera de ellos y se propaga” . Tal vez, esta es la razón que los lleva -según su opinión- a tomar decisiones apresuradas, entre otras la de dejar las colonias e irse a Buenos Aires o a las pequeñas ciudades de Entre Ríos, "a trabajar en oficios fáciles y poco lucrativos" . Esta disconformidad y el posterior abandono de las colonias fue considerado por Sabah como un acto irreflexivo. "Estos imprudentes -señalaba-,  no conocen el valor de la perseverancia y que, tarde o temprano, obtendrían su recompensa del trabajo laborioso"(…), la generación actual de colonos no parece ser digna de todo el interés que le manifestamos. La mayoría desea explotar la situación. Acá, como en otras colonias, falta disciplina (...) puede(n) dirigirse así, hacia la anarquía" .     
                                              
Los colonos rusos o polacos apreciaban muy poco a los maestros de la Alianza, quienes enseñaban en la Argentina con los métodos que habían utilizado previamente en los países de Oriente. Por ello opinaban que estos docentes no pudieron entender -en general- las diferencias culturales entre los judíos de Europa oriental  y los de Marruecos y del Mediterráneo Oriental. Esta actitud provocó conflictos con los padres de los alumnos ya que muchos colonos preferían que sus hijos los ayudasen a trabajar en sus tierras antes que mandarlos a la escuela . Es tal vez por estas razones que J. Efron señaló que "la selección de dicho personal no dio siempre resultado positivo, por cuanto muchos de estos maestros, no obstante ser judíos, no pudieron comprender la mentalidad de sus hermanos de raza y congeniar con ellos" .

CONTINÚA EN LA 3° PARTE


Hobsbawn, Eric, La era del capitalismo, Ed. Guadarrama/Punto Omega, Barcelona, 1981.

Alianza, Correspondencia, Prof. Bitbol, 19 de noviembre de 1910, Colonia Lucienville, Argentina IV 0 7, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, 17 de mayo de 1892, Prof. Haym, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.
 

Alianza, Correspondencia, 30 de noviembre de 1894, Prof. Sabah, Colonia Clara, Argentina I 0-2, Archivo AIU. París.

Alianza, Correspondencia, 12 de agosto de 1894, Prof. Sabah, Colonia Clara, Argentina I 0-2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, marzo 1892, Prof. Haym, Colonia Mauricio, Argentina IV 0-8, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, junio de 1892, Prof. Haym, Colonia Mauricio, Argentina IV 0-8, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, 30 de noviembre de 1894, Prof. Sabah, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

 

Alianza, Correspondencia, 11 de enero de 1895, Archivo AIU, París.  Carta enviada por los directores de la JCA en Buenos Aires Sres. Hirsch y Cazés a la Alianza en París.

Los directores mostraban así su preocupación frente a los inconvenientes que les ocasionaría también, el retorno de estas mujeres con el consiguiente pago de su pasaje.
En 1902 el profesor Benchimol relataba su vida en la Colonia Mauricio destacando que "...vivimos en el campo. Admito que la vida sea barata, pero sólo para los campesinos o colonos...Para nosotros que no tenemos otros recursos que nuestros sueldos, pagamos todo a precios exorbitantes...Huevos y aves casi no se encuentran...Todos los artículos de especies vienen de Buenos Aires y en cuanto a los efectos de vestimenta, no sólo cuestan dos o tres veces más caro que en Europa,...sino que son de mala calidad...La cuestión del servicio doméstico es lo más difícil de resolver...es lo que me puede decidir un día a pedirles un puesto distinto...Por otro lado, Mauricio no tiene las mismas condiciones que otras colonias: aquí, no tenemos pueblos sino solamente escuela de grupos compuestos de algunas casitas. La de Algarrobo...esta aislada y las casitas se encuentran a unos centenares de metros. La soledad aquí es completa...". Alianza, Correspondencia, 27 de abril de 1902, Prof. Benchimol, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.

El profesor Benchimol llegó al país en noviembre de 1896, fue director de las dos escuelas de la colonia Mauricio : Algarrobo y Alicia, aunque ejerció especialmente en la de Algarrobo.

Alianza, Correspondencia, Prof. Benchimol, 25 de noviembre de 1896, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.

 

Alianza, Correspondencia, Prof. Bitbol, 6 de enero de 1904, colonia Lucienville, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, carta enviada por los maestros en la Argentina el 1° de octubre de 1912 al presidente del Consejo de la JCA en París, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, 25 de noviembre de 1896, prof. Benchimol, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.
 

Alianza, Correspondencia, año 1897, Prof. Sabah, Colonia Clara, Argentina I 0-2, Archivo AIU, París. Esta situación se reitera en numerosas oportunidades, así también el maestro Benoliel destacaba que estaba "aburrido, triste, sin publicaciones; no me siento confortablemente instalado". Alianza, Correspondencia, Prof. Benoliel, 29 de setiembre de 1905, Colonia Lucienville, escuela Novobuco 1, Basavilbaso, Argentina IV 0 7, Archivos AIU, París.

El profesor Bitbol llegó a la Argentina en noviembre de 1898, dirigió en Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, (posteriormente llamada colonia Lucienville) la escuela del grupo Novobug y fue inspector del grupo Ackerman.

Alianza, Correspondencia, Prof. N. Bitbol, 19 de noviembre de 1910, firma: Director de la escuela de Novi Buco I, Inspector regional de las escuelas de Lucienville, Basavilbaso, Argentina IV 0 7, Archivos AIU, París.
Señalemos que bajo situaciones tan poco propicias, estos maestros llevaron a cabo una enorme tarea. Durante el año 1900 los encontramos cumpliendo varias funciones: el profesor Sabah en la colonia Clara fue director de la escuela  Carmel pero también inspector de otras 7 escuelas de esa colonia; el profesor Bitbol en la colonia Basavilbaso dirigía la escuela de Novobug y era inspector  en la escuela Ackerman; y el profesor Benchimol, en Mauricio, era director de la escuela de Algarrobo, de Alicia y de la del sud-oeste.
JCA Rapport, año 1900, p.30/31, Archivo AIU, París.

El pedido de informaciones mediante diarios, revistas o libros es constante, de ellos citamos sólo algunos: el 24 de marzo de 1892, el Prof, Haym solicita el envío de "Univers Israelite" y otros diarios europeos; el 3 junio de 1899, el maestro Benchimol pide libros y abonarse a diarios europeos, el 4 de agosto de 1913 Mme. Levy Coriat ruega al presidente de la AIU en París que la abone a tres revistas: "Annales Politiques et Literaires", "Lecture pour Tous" y el "Journal de la Jeneusse"; el 25 de junio de 1909 el Prof. Soussana desde Colonia Clara, escuela del Centro, Estación Dominguez, solicita abonarse al diario "Le Temps" y los ejemplos seguirían. Alliance, Correspondencia, Archivos AIU, París.

Inferimos que las numerosas cartas donde el tema de la salud del maestro o de algún familiar era la causa por la cual pedían retornar, estaría relacionada con este convenio entablado con la Alianza. Baste citar entre ellas la del maestro Moise Benlolo, quien señala en una carta del 12 de junio de 1898 que debía retornar a Tánger pues "es el grito de una madre que lejos de su único hijo, se siente consumir por una enfermedad y quiere verlo en el hogar paterno"; por su parte, el 20 de noviembre de 1903, el prof. Benchimol retorna con toda su familia a Mogador porque se enfermó. Aclara que cuando se mejore va a pedir trabajo, un nuevo puesto en las colonias, si es posible.
También el profesor Leibovici en una carta del 11 de abril de 1913, señala que por razones de salud dejará la Argentina. A su vez, el Prof. .León Camhi, desde Lucienville, indica que está enfermo y pide su repatriación.
Por su parte, registramos también numerosos pedidos de retorno frente a la dificultad de adaptarse a la tarea:
el 25 de abril de 1898, el prof. León Amado, ex alumno de la AIU pide dejar la colonia y solicita una recomendación; el 11 de mayo de 1902 el prof. Bitbol pide al presidente de la AIU, una lista de puestos vacantes o nuevos puestos por crear durante el año en Oriente y en Africa. Desea pasar su candidatura en una de esas escuelas por los servicios que ha prestado. Las dificultades para lograr su traslado se podrían verificar por el hecho de que encontramos correspondencia de Bitbol hasta 1913; el 5 de junio de 1913, Mme. Benzaquen de la Colonia Mauricio, informa que vuelve a Marruecos y por su parte había hecho lo mismo en 1901 el prof. A.Elmaleh;
el prof. Marco Levy de la escuela Berro, estación San Salvador agradecería ser nombrado en una escuela de la AIU en Marruecos, etc.
Alianza, Correspondencia, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 16 de marzo de 1896, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Bitbol, 23 de octubre de 1902, Colonia Clara, Basavilbaso, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 12 de agosto de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, Prof. Haym, 29 de setiembre de 1892, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8. Archivo AIU, París.
 

Alianza, Correspondencia, carta enviada por los directores de la JCA en Buenos Aires a la AIU, 11 de enero de  1895, Archivo AIU, París.

Alianza, correspondencia, Prof. Bitbol, 18 de abril de 1899, Colonia Clara, Basavilbaso, Argentina I 0 1-2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 1898, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Haym, junio de 1892, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Haym, junio de 1892, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, mayo de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU. París.

Alianza, Correspondencia, Prof.Sabah, mayo de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 12 de agosto de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

 En 1895 el Prof. Sabah destacaba los inconvenientes que debió superar para atraer a los niños en su primer día de clase. Señalaba que "...muy temprano fui...de casa en casa reclamando a los niños para llevarlos a la escuela. ...Llegué a Raquel hacia las 7 y media de la mañana. A las 9,45 dejé la aldea con mi pequeño regimiento...los esencial era salir a pie para la escuela...Un niño venía a caballo; yo había dado el mío al mayor, que hablaba un poco de español y a quien designé como lugarteniente del batallón escolar para los días siguientes. Así había dos caballeros. Nosotros, los peatones, los seguimos alegremente a pié. Desgraciadamente hacia calor...A pesar de ello el trayecto no pareció muy largo. Alentaba a los niños para que charlen, para que rían, para que me pregunten; les llamaba la atención sobre los campos cubiertos de pasto que se extendían a nuestro alrededor... y ellos no tardaron en expresar su admiración por medio de exclamaciones simples e infantiles. Parecían estar encantados del paseo matinal...A mitad del camino nos extendimos sobre la hierba para reponer el aliento. Era necesario, desde los primeros días, interesar y ganar a los niños haciéndolos apreciar la escuela...distribuí caramelos, regalo de su maestro...A la mañana siguiente envié al profesor de hebreo a Raquel para que acompañase a los alumnos a la escuela y le recomendé especialmente que él viniese a pié, como lo había hecho yo en la víspera. Yo retomaría mi turno el 3° día, hasta crear en los niños el hábito de venir a la escuela..."
Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, Carta enviada por 22 colonos en 1901 a la Dirección General de la JCA, argentina, I 0 1-2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Bitbol, 15 de diciembre de 1913, Colonia Clara, escuela David Cazés, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Bargman Daniel Fernando, "Un ámbito para las relaciones interétnicas: las colonias agrícolas judías en Argentina" en Revista de Antropología, Buenos Aires, Año VII, N° 11, 1992.

Alpershon, M, op.cit., p.214/15 y 346

Alianza, Correspondencia, Prof. Haym, 22 de junio de 1892, Colonia Mauricio, Argentina IV 0 8, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 16 de marzo de 1896, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 27 de mayo de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París.

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 12 de agosto de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 12 de agosto de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Alianza, Correspondencia, Prof. Sabah, 12 de agosto de 1895, Colonia Clara, Argentina I 0 2, Archivo AIU, París

Szajkowski Zosha, op.cit., p.97

Efron Jedidia, op.cit., p.244.

 

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© 2007 Alicia V. de Benmergui y Salvador Benmergui